Una casa está llena de peligros para un niño que suelen pasar desapercibidos para un adulto. Una buena idea es recorrer la casa a gatas para ver desde la altura del pequeño todo lo que pueda suponer un riesgo para su salud.
A continuación desglosamos los puntos críticos.
Puertas y Ventanas: al niño le atrae el movimiento de las puertas. Para evitar que se pille los dedos, coloca en todas ellas topes de seguridad, para que nunca se cierren del todo. Además, no coloques junto a las ventanas y barandillas macetas, mesas, camas o cualquier otro objeto por el que pueda trepar.
Esquinas puntiagudas de los muebles: Tanto los niños que empiezan a caminar como los que ya saben y no se dan cuenta de los obstáculos que hay en su camino, acaban muchas veces en el suelo. Si tienen la mala suerte de chocar con un mueble, el accidente puede ser grave. Por eso lo mejor es poner protectores de madera.
Armarios con productos de limpieza: Todos los armarios que contienen objetos peligrosos deben tener cierre de seguridad. Es mejor guardar los productos de limpieza en un armario alto, nunca debajo del fregadero.
El suelo del baño: puede estar resbaladizo, por eso es importante colocar alfombras antideslizantes y cambiarlas cada cierto tiempo.
Fogones de la cocina: Una buena idea es acostumbrarse a usar solo los quemadores de atrás. Además, procura colocar los mangos de las sartenes y de los cazos hacia adentro para evitar que sin querer se viertan líquidos calientes.
Escaleras: Los escalones deben estar cubiertos con un material antideslizante para prevenir caídas. Asimismo, es aconsejable colocar barreras de seguridad en ambos extremos para evitar que los niños puedan acceder a ellas sin la supervisión de un adulto.
Hay que tener siempre en cuenta el teléfono de urgencias (112) , el Centro Español de Toxicologia (91 562 04 20) y tener un botiquín completo en casa.
Sin caer en la paranoia, hay que extremar las precauciones y ocultar o tapar toda fuente de riesgo.
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